728x90 AdSpace

  • Nuevo

    miércoles, 14 de junio de 2017

    El Cuarteto Prieto, una tradición casi centenaria

    De izquierda a derecha: Carlos, Juan Luis Reina, Carlos Miguel y Juan Luis. (Ariana Pérez)
    México. A los hermanos Prieto no los distingue un aire, sino un “huracán de familia”, de acuerdo con la ingeniosa frase de José Sarukhán. Si uno cerrara los ojos al escucharlos, Carlos Prieto podría fingir ser su hermano Juan Luis, y viceversa. Incluso su parecido físico es notable. Y si algo comparten, además de la sangre, es su pasión por la música.

    Los hermanos Prieto, Carlos en el violonchelo y Juan Luis en la viola, se unirán a sus hijos, el director de orquesta y violinista Carlos Miguel Prieto, y el violinista Juan Luis Reina, respectivamente, para dar un concierto a beneficio del programa Orquestas Sinfónicas Esperanza Azteca. La presentación será el próximo sábado a las 20:00 en el auditorio Ortiz Mena de Nanfinsa (Insurgentes Sur 1971, colonia Guadalupe Inn).

    Aunque sus primeras presentaciones públicas fueron en 1989, el Cuarteto Prieto inició muchas décadas atrás, platica Carlos Prieto en entrevista con MILENIO. “Es el cuarteto de cuerdas más longevo en México, porque lo formaron mis abuelos y mis papás. Luego formamos parte de él mis papás, mi hermano y yo, y, actualmente, Juan Luis y yo tocamos con nuestros hijos. No puedo precisar la fecha en que se formó, pero fue cuando mi papá y mi mamá se conocieron, que debe haber sido alrededor de 1920. Así que el cuarteto está a punto de cumplir 100 años, con integrantes diferentes”.

    Juan Luis comenta que su abuelo materno “hizo que su hijo y su hija —que resultó luego ser mi mamá— estudiaran música. En una ocasión buscaban a una persona para completar un cuarteto de cuerdas y resultó ser mi papá, así que, literalmente, debemos nuestra vida a la música. A Carlos y a mí nos pusieron a estudiar música desde los cinco años: a él, el violonchelo, y a mí el violín. La melomanía —que no la megalomanía— está arraigada desde que nacimos”.

    Aunque no se dedica profesionalmente a la música, para el ahora violista —pues ya hay dos violinistas en el cuarteto y tuvo que cambiar de instrumento—, “tocar en familia siempre es un gusto y un motivo de cohesión. Discutimos en algunas cuestiones, pero siempre nos ponemos de acuerdo. Son sesiones cordiales y sumamente amistosas”.
    Juan Luis Reina, quien tampoco es profesional de la música, considera “un gusto y un privilegio tocar en el Cuarteto Prieto. Son pocas las familias en el mundo que logran traspasar cuatro generaciones de músicos, sobre todo de música de cámara. En nuestro concierto vamos a tocar el Cuarteto op. 76, no. 3, Emperador, de Haydn, y el Quinteto con piano op. 44, de Schumann, en el que participará con nosotros Santiago Piñeirúa, un gran pianista”.

    Carlos Miguel, director artístico de la Orquesta Sinfónica Nacional, recuerda que de niño veía ensayar al Cuarteto Prieto y años después ya formaba parte de él. Carlos Prieto considera que la magia del cuarteto de cuerdas radica en que se trata de “cuatro instrumentos, violines, viola y chelo, que se combinan de una manera extraordinaria. Su combinación es realmente mágica: se ha prestado para que los más grandes compositores hayan compuesto obras maestras”.

    Contribuir a una causa noble
     Tocar un concierto a beneficio de Esperanza Azteca es para los integrantes del Cuarteto Prieto una gran satisfacción, asegura Carlos Prieto. “No solamente es la alegría de tocar obras maestras, sino también la de contribuir a una causa muy noble. Los coros y orquestas de niños y jóvenes de Esperanza Azteca son un fenómeno extraordinario”. Carlos Miguel Prieto dice que en una ocasión tocaron a beneficio de una casa que ayuda a jóvenes con adicciones. “Cada año, algunos de los jóvenes que han recibido este apoyo vienen a decirnos cómo va su tratamiento”. Para el director de orquesta, “ya no se piensa en notas, sino en el objetivo mayor, que es ayudar a estas personas. Tratamos de tocar la música lo mejor posible, pero la perfección técnica no es el objetivo, sino la música como un mensaje”.

    Fuente: Milenio
    Scroll to Top