Agentes de la Guardia Civil detuvieron al presidente de la Real Federación Española de Futbol (RFEF), Ángel María Villar, y a uno de sus hijos, Gorka, en una operación contra la corrupción que dirige la Audiencia Nacional y que fue ordenada por el juez Santiago Pedraz.
Los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) del Instituto Armado permanecen en la sede de la federación, donde registran el despacho de quien ha sido su presidente las últimas tres décadas, y otra instancia más.
El operativo fue coordinado por el titular del Juzgado Central de Instrucción número 1, Santiago Pedraz, y cuenta con la participación de la Fiscalía Anticorrupción.
Ángel María Villar y su hijo están acusados de los delitos de administración desleal, apropiación indebida, corrupción entre particulares y falsedad documental.
Villar pasó de ser un futbolista mediocre del Athletic de Bilbao al jefe de jefes del futbol español, un tipo altivo, cortante y poco comunicativo, dicen los que le conocen muy bien.
Lleva 30 años al frente de la Federación Española de Futbol y desde entonces ha tenido varios enfrentamientos con presidentes de clubes, futbolistas, medios de comunicación y el sindicato de jugadores que él mismo fundó en 1978.
Su mandato en la RFEF ha sido cuestionada a diferentes niveles, como el funcionamiento y designación en el colectivo arbitral, subvenciones, e incluso en su actuación contra determinadas resoluciones del gobierno español en materias de sucesión del cargo.
El gobierno intentó promover una reforma en 2007 con una norma específica que, entre otros resultados, conduciría a que dejara el cargo el cargo. Sin embargo, Villar, quien ha tenido varios cargos en FIFA , respondió con una candidatura apoyada por más de 80 por ciento de los votos que finalmente le dieron la reelección.
Además, tiene juicios pendientes de resolución por irregularidades económicas, así como graves deficiencias en el control y gestión de subvenciones.