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    lunes, 25 de diciembre de 2017

    Nueva lente para microscopía de rayos X con una resolución récord

    No solo para las radiografías sirven los rayos X. Además de ofrecernos un poder de penetración que nos permite ver el interior de cuerpos, son capaces de mostrar detalles mucho más finos que los mostrados por la luz visible, debido a lo cual resultan adecuados para observar el mundo nanométrico. El tamaño de los detalles más pequeños distinguibles depende de la longitud de onda de la radiación utilizada. Los rayos X tienen longitudes de onda muy cortas, de aproximadamente entre 1 y 0,01 nanómetros, mientras que en el caso de la luz visible son de entre unos 400 a cerca de 800 nanómetros. Un nanómetro es una millonésima de un milímetro.

    La notable capacidad de penetración de los rayos X es ideal para la toma de imágenes tomográficas tridimensionales de objetos, como por ejemplo células biológicas, chips de ordenador, y otros. Pero esto significa también que los rayos X atraviesan directamente las lentes convencionales sin ser curvados o enfocados. Hay formas de enfocar los rayos X, pero, aunque se usan con resultados razonablemente buenos, todas ellas tienen limitaciones. En cambio, gracias a la lente para rayos X que diseñó el equipo de la física Saša Bajt, del Sincrotrón Alemán de Electrones (DESY, por sus siglas en alemán), es posible obtener imágenes del mundo nanométrico con una nitidez sin precedentes. La clave es que dicha lente no se ve afectada por muchas de esas limitaciones.


    En los dos últimos años, Bajt y sus colegas han perfeccionado la lente, de tal modo que ahora es capaz de un enfoque por debajo de los 10 nanómetros de diámetro, lo cual constituye un récord de resolución en esta categoría.

    Con la lente y la fuente de rayos X PETRA III del DESY, los científicos ya han obtenido, en las pruebas de captación de imágenes, hologramas de alta resolución de ejemplares de Acantharea, un grupo de protistas planctónicos marinos y los únicos organismos de los cuales se sabe que forman esqueletos a partir del mineral conocido como celestita, rico en sulfato de estroncio.


    El equipo de Bajt ha utilizado también la lente perfeccionada para visualizar las conchas biomineralizadas de diatomeas, algas unicelulares comunes en el fitoplancton marino. Esas conchas son construcciones de gran complejidad, estables y muy ligeras. Consisten en sílice nanoestructurada, que con anterioridad fue observado en análisis bidimensionales con microscopios electrónicos. Muy probablemente debido a esta estructura, la fortaleza de la sílice nanoestructurada es excepcionalmente alta (10 veces mayor que la del acero de construcción) y además es producida en condiciones de presión y de baja temperatura.
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