Muchos niños han observado fascinados cómo un gusano cortado por la mitad parece vivir sin verse afectado por la enorme herida. Para los humanos, desde luego, la pérdida de extremidades es un problema grave que solo puede ser tratado, en el mejor de los casos, mediante una compleja cirugía. Sin embargo, entre los animales existen numerosos ejemplos de mecanismos asombrosos de autocuración. Cómo funcionan genética y bioquímicamente estos mecanismos de regeneración es una de las cuestiones más interesantes en la biología del desarrollo, pero también en la medicina.
Un equipo de biólogos del Centro Helmholtz para la Investigación Oceánica (GEOMAR), en Alemania, la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología y la Universidad de Florida estadounidense, ha conseguido ahora demostrar con un tipo de medusa llamada Mnemiopsis leidyi que, al menos en ella, el mecanismo de regeneración puede ser cambiado dependiendo de las condiciones medioambientales. El estudio se ha publicado en la revista Scientific Reports.
Según Katharina Bading, estudiante de doctorado en la Universidad Noruega, “las medusas son candidatos perfectos para esta clase de investigación, ya que mantienen una posición clave en la base filogenética del árbol metazoario”.
Los ctenóforos y sus larvas pueden sufrir lesiones graves debido a diversas causas: por ejemplo, estrés mecánico en mares picados o incluso por depredadores. Dependiendo de la estación y del área en la que vivan, las medusas tienen que regenerarse en un ambiente con muchos o pocos nutrientes. “Nuestra pregunta era si las medusas reaccionaban y cómo ante estas diferencias”, comenta Jamileh Javidpour, del GEOMAR.
Visión microscópica de media larva de ctenóforo. (Foto: K. Bading) |
Las larvas de ctenóforos que vivían en un entorno rico en nutrientes conseguían restaurar por completo sus cuerpos. Las que tenían que conformarse con menos nutrientes también sobrevivían y podían curar sus lesiones, pero no podían regenerar completamente sus cuerpos. “En apariencia, las larvas de ctenóforos son capaces de activar dos procesos de regeneración fundamentalmente distintos en función de las circunstancias externas”, explica Javidpour. “Si estas no son lo bastante buenas para una curación completa, entonces al menos pueden salvar su propia supervivencia con un proceso más simple”.