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    lunes, 12 de marzo de 2018

    La ciencia intenta revivir partes muertas del corazón tras un infarto

    Un paro cardíaco mata partes del corazón y, una vez muertas, las células de esas áreas no se recuperan. Pero los científicos pueden haber encontrado una forma de revertir esto para así salvar miles de vidas.

    Foto: Pixabay

    El corazón es el centro físico de la vida del cuerpo human. Depende de un suministro continuo de oxígeno desde las arterias coronarias; si se atrofian o el suministro se detiene, las células musculares del corazón comienzan a morir en pocos minutos. En muchos casos, a menos que los cirujanos puedan aliviar el bloqueo en una hora, se pierden irreversiblemente más de mil millones de células musculares. Estas nunca, nunca vuelven.
    Aquellas personas que logran sobrevivir a un infarto cardíaco, a menudo quedan con insuficiencia cardíaca permanente, y el número es alto porque, según la Organización Mundial de la Salud, 17.5 millones de personas padecieron enfermedades cardiovasculares en 2012. Dentro de los cinco años posteriores a un ataque, un gran porcentaje de ellos fallece. “Eventualmente sus corazones se vuelven tan débiles que no pueden mantener un flujo sanguíneo suficiente y simplemente se detienen por completo”, dice Sanjay Sinha, un cardiólogo del Addenbrooke’s Hospital, Cambridge.
    Según la OMS, desde el 2017 y hasta el 2030, casi 23,6 millones de personas morirán por alguna enfermedad cardiovascular, principalmente por cardiopatías y accidentes cerebrovasculares. Se prevé que estas enfermedades sigan siendo la principal causa de muerte.
    Células madres convertidas en coronarias, hechas en laboratorio.
    Células madres convertidas en coronarias, hechas en laboratorio.

    Traer a un corazón de vuelta

    El desafío es grande: a diferencia de otros órganos, como la piel y el hígado, el corazón tiene una capacidad muy limitada de auto sanarse. Las células musculares del corazón se replican a una tasa de solo 0.5% por año, insuficiente para reparar cualquier daño significativo. En cambio, las células muertas son reemplazadas por gruesas capas de tejido duro y rígido, lo que significa que esas secciones del corazón simplemente dejan de ser funcionales.
    La medicina de células madre puede proporcionar una alternativa para aquellos cuya única alternativa es el trasplante de corazón. En ensayos clínicos, científicos han intentado remuscularizar los corazones dañados mediante la inyección de células madre individuales, que pueden desarrollarse en distintas células según sea necesario, desde sangre hasta médula ósea o células coronarias que han sido dañadas por un infarto.
    Distintos ensayos han regenerado con éxito vasos sanguíneos dañados y, por consiguiente, mejorado el flujo sanguíneo al corazón. En varias pruebas se ha podido volver a recuperar el músculo cardíaco perdido, al menos parcialmente, pero eso podría mejorar porque las técnicas aún están en desarrollo. Hasta el momento, solamente el 5% de las células madre se adhieren al corazón, y el resto se pierde en el torrente sanguíneo.
    Un equipo de biólogos en el Instituto de células madre de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, está trabajando en una idea ligeramente diferente: parches cardíacos. Estos pequeños pedazos de músculo cardíaco, cada uno de menos de 2.5 centímetros cuadrados de área y medio centímetro de grosor, están hechos en el laboratorio. Se notó que crecieron significativamente en el transcurso de un mes; los parches se hacen tomando células sanguíneas y reprogramandolas para transformarlas en una forma particular de célula madre que se puede convertir en cualquier célula del cuerpo humano según se le “ordene”.
    En este caso se vuelven células del músculo cardíaco, células de vasos sanguíneos y del epicardio, la membrana alrededor del corazón que le da forma. Estos grupos de células del corazón se cultivan en un equipamento especial que las organiza y alinea en una formación que se asemeja al tejido cardíaco real.
    En los Estados Unidos, un equipo colaborativo de científicos de la Universidad de Stanford, la Universidad de Duke y la Universidad de Wisconsin también están tratando de construir parches para el corazón con tecnología semejante.
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