No es una obra de teatro, aunque haya actores en el escenario que recitan con voces grabadas previamente. Tampoco una ópera lírica, a pesar de que la música sea una protagonista más. Ni siquiera un ballet clásico o contemporáneo, si bien está salpicado por coreografías. El Juicio Universal es en realidad un innovador espectáculo donde las imágenes, la música, el teatro y la danza se mezclan con la Historia para rememorar el proceso de creación de los frescos que Miguel Ángelplasmó en la Capilla Sixtina.
El Auditorio Conciliazione, a dos pasos de la Plaza de San Pedro en el Vaticano, es el escenario de un viaje donde el espectador viene transportado hasta el siglo XVI, cuando Miguel Ángel, que se consideraba así mismo escultor antes que pintor, acepta sin mucha convicción la propuesta del papa Julio II de realizar lo frescos de las paredes de la Capilla Sixtina. Tres décadas más tarde, será el papa Clemente VII quien llamará de nuevo al genio del Renacimiento para que decore la pared del altar mayor y complete su obra maestra: el Juicio Universal.
El espectáculo que acaba de ser estrenado en Roma recrea a través de imágenes en alta resolución cedidas por los Museos Vaticanos la creación de una de las obras maestras de Buonarroti. Y es también una excusa para recorrer parte de la vida del artista, dese sus inicios como escultor, su llegada a Roma para trabajar al servicio de los papas, hasta la lucha con sus propios demonios.
"Hemos querido crear un espectáculo completamente nuevo en el que se cuenta la génesis de una obra maestra del arte universal mezclando todos los lenguajes que el mundo del entretenimiento en directo pone a nuestra disposición. Siempre en el más riguroso respeto de la obra de Miguel Ángel", explica Marco Balich, creador del proyecto en el que ha trabajado durante dos años y en el que ha puesto en práctica su experiencia como director de las ceremonias de los Juegos Olímpicos de Turín en 2006, Sochi 2014 o Río 2016.
Parte de las paredes y el techo del auditorio se ha cubierto por pantallas que proyectan a 270 grados imágenes en alta resolución de los frescos cedidas por los Museos Vaticanos que crean la ilusión de estar en el interior de la Capilla Sixtina. Barbara Jatta, la directora de los Museos Vaticanos, asegura que el espectáculo permite contemplar las pinturas cómo sólo pueden hacerlo los técnicos encargados de la conservación pero sostiene que el espectáculo "no quiere ser una alternativa" a la visita de la obra original, aunque puede representar una forma diferente de conocer la capilla más famosa del mundo "a través de un lenguaje comunicativo moderno".
Los organizadores del proyecto, que ha costado 9 nueve millones de euros y ha sido financiado exclusivamente por fondos y empresas privadas, esperan que el espectáculo se convierta en una cita imprescindible para los turistas que visiten Roma en los próximos meses. El idioma no es excusa pues cuenta con varios pases a la semana en inglés.
La música de Sting, que interpreta la composición del tema original, el himno latino del siglo XIII Dies Irae (Día de la ira), pone el punto y final a un espectáculo innovador donde la Capilla Sixtina se convierte en protagonista a 270 grados.